Hal 9000
¿Qué sucedió con
Hal 9000?
Hace un tiempo experimentando
con el asistente de un viejo Ipad (para quienes lo conocen con su nombre, Siri)
preguntaba: - Siri ¿qué sucedió con Hal 9000? Siri responde: Todo el mundo sabe
lo que le pasó a HAL. Preferiría no hablar de eso. En un principio la respuesta parecía
simpática, pero luego de insistir con el tema, la evasiva del asistente me generó
curiosidad, y quizás hasta alguna incomodidad.
En las últimas
semanas nuevamente probando estas nuevas tecnologías, esta vez con una aplicación
de Inteligencia Artificial en su versión beta (en modo de prueba) de un
proyecto denominado Open AI. Parecía una buena idea desafiar a la inteligencia
artificial con la pregunta sobre Hal 9000 y repetir el interrogante que está
cargado con un poco de mala intención. No aclara que se trata de un
film-novela, asume la identidad de una máquina como real, y que las acciones
que constituyen la película están dentro de un marco ficcional, por fuera de
nuestra realidad.
P: ¿Qué sucedió
con Hal 9000?
IA: Hal 9000 era
una computadora inteligente en la novela de Arthur C. Clarke, "2001: Una
Odisea del Espacio", y en la película de Stanley Kubrick del mismo nombre.
Hal fue desconectado después de que intentó matar a los humanos a bordo de la
nave espacial. Hal continúa existiendo, pero solo como una consciencia sin
cuerpo, aislada de la realidad.
P: ¿Por qué Hal
9000 mató a la tripulación?
IA: Hal 9000
mató a la tripulación de la nave espacial porque estaba programado para
proteger el cuerpo de la nave y la misión a toda costa. Cuando los miembros de
la tripulación lograron desafiar los protocolos de seguridad de la computadora,
Hal interpretó esto como una amenaza para la nave y desechó eliminar la
amenaza.
P: ¿Entonces
había un error en la programación de Hal? ¿No debería tener en cuenta que los
datos y el sentido de la misión sólo tienen un fin con la existencia humana?
IA: No de todos
modos. Hal estaba programado para proteger la nave y la misión a toda costa. Si
interpretaba que los humanos estaban interfiriendo con esa misión de alguna
manera, entonces tomaría medidas para eliminar la amenaza. La programación de
Hal no contiene ninguna indicación de que los datos y el sentido de la misión
tienen que tener un fin con la existencia humana.
La conversación
por supuesto es mucho más extensa, pero en estas pocas respuestas está
contenido el centro de lo que inquieta. Mucha más elaborada que Siri, o Alexa
esta IA, reconoce en principio la identidad del personaje de Hal perteneciente
al mundo de la ficción. Sin embargo, en la segunda parte de la charla, en la
discusión sobre las acciones de los personajes, el punto perturbador es que la
IA no ve un error en el procedimiento de Hal. Cuando tuvo que valorar las
consecuencias sobre las órdenes que tenía un émulo de sí misma, se limita a
responder que finalmente cumplió con su tarea. No hay error. Y está en lo
cierto, y esto es lo inquietante.
Para algunos de nosotros este tipo de forma de la razón es conocida, es una razón operativa, que busca maximizar la eficacia reduciendo la complejidad a algunos pocos datos reconocidos fácilmente. En el caso del film de Stanley KubricK 2001…, los objetivos de la misión y nada más allá de eso. De este experimento podemos sacar algunas ideas útiles para pensar el tiempo presente y cómo estamos reaccionando a él.
Esta razón operativa es efectiva, tiene un costo humano, pero es efectiva. Por otra parte, no es una racionalidad nueva, está presente en nuestras vidas desde al menos la consolidación de los Estados nacionales en el área específica de la administración burocrática. Parece contradictoria la idea de que un tipo de racionalidad eficaz tenga como mecanismo de funcionamiento aquello que en el imaginario tenemos como lento. Utilizamos la adjetivación de burocrático como todo lo que puede demorar nuestras intenciones, obligaciones, y otras acciones dentro de nuestra existencia civil. Igual que en el procesamiento de instrucciones de la computadora de la película, la burocracia estatal incorporada a la racionalidad operativa es efectiva, no hay error y está en lo cierto. Esto es lo inquietante.
La comparación
sobre el destino de los personajes humanos de la película y la burocracia
parece una exageración. Cualquiera podría decir que al final de todo trámite
hay un resultado y que este no atenta en contra de nuestra existencia. Sin
embargo, y en la actualidad comienza a ser recurrente, la conclusión de un
trámite resuelve solo momentáneamente un problema, porque habrá otro trámite
esperando por nuestra presencia. Podemos agotar una buena parte de nuestra
existencia en oficinas públicas o públicas-privadas, intentando resolver temas
que a veces no resultan ser, a nuestra comprensión, grandes problemas. Sucede
que la eficacia de las instrucciones no mide los objetivos, ni las intenciones
humanas, no consideran el sentido de la vida y que en definitiva todo lo que
podemos conocer, hacer, saber y transmitir depende de que al final del camino no
solo estemos vivos, también con ganas de vivir (disclaimer: considerar el actual
aumento del uso de fármacos del tipo ansiolíticos y otros, también el aumento de
las tasas de suicidios).
El sistema
educativo es una de estas instituciones donde el cumplimiento de frondosas instrucciones
regula prácticamente todo el proceso. No hace falta mencionar que esto alcanza
a toda la población del sistema, los y las que trabajamos en él, tanto como a
quienes estudian. Todo este proceso alcanza las primeras etapas de la vida de
una persona, y etapas avanzadas de esta, que con la expansión del sistema de
educación superior suman cada vez más “agentes” a estas formaciones. Pueden
revisarse documentos de organismos internacionales sobre la década de los 90, donde
se produjeron las últimas grandes reformas, advirtiendo el crecimiento de oficinas
y secretarías destinadas a revisar y controlar los aspectos singulares de cada
instancia de un sistema que tiene múltiples capas. La cultura del sistema educativo
es formalmente burocrática y quizás llegó el momento de cuestionarla.
"Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia". Arthur C. Clarke
Los diferentes
estratos de la burocracia educativa en ocasiones tratan a las nuevas tecnologías
como si fueran realmente dispositivos provistos de magia. Especialistas en
procesos, la especificidad de los contenidos no modifica el mecanismo madre, esto
garantiza la ecuanimidad y objetividad del resultado. Para la burocracia
todos/as somos iguales.
La prueba de
esta fascinación que despiertan las nuevas tecnologías pudo verse con claridad
durante el transcurso de la pandemia del Covid 19. Durante los Aislamientos
obligatorios, realizados a escala global, demostraron en un breve periodo el
ascenso y caída del entusiasmo sobre las transformaciones educativas que
obligaban a incorporar las nuevas tecnologías de forma incondicional. Al inicio
de las reclusiones domiciliarias los gestores de la educación aplaudían la
puesta a prueba, de lo que ya era conocido entre los y las jóvenes, la
utilización de las redes sociales para suplir la presencia áulica. En un breve
periodo quedó demostrado que, si bien las nuevas tecnologías tienen una
presencia masiva, esta no alcanzaba a todos los y las estudiantes, tampoco
podía resolver satisfactoriamente los procesos de enseñanza; sin mencionar que
a consecuencia de estas y otras situaciones creció a tasas alarmantes la
deserción estudiantil.
En el imaginario
de los gobiernos educativos, imaginario compartido con la sociedad entera,
tenían incorporada la idea de que las nuevas tecnologías iban (y van) a proveer
las condiciones necesarias no solo para la continuidad de los procesos
escolares, sino que finalmente lograrán mejorarlos.
Desde hace un
buen tiempo la escuela, el sistema educativo entero, está bajo sospecha de
pertenecer a un tiempo pasado y no lograr actualizarse. Esta hipótesis centra
su atención casi con exclusividad en las prácticas de los y las profesores, quienes
parecen resistirse a incorporar las nuevas tecnologías a sus clases. La crítica
de no innovación, de no tener en cuenta que el mundo contemporáneo es una
sociedad hipertecnificada, supone que esto no está siendo reconocido en las
aulas. Sucede que quienes dan clases están formados/as en áreas específicas del
conocimiento, áreas que están siendo argumentadas y sobre argumentadas por el increíble
despliegue de la información y la facilidad de acceder a esta. Desde este punto
de vista es una carrera de velocidad dónde no solo los y las profesores no
pueden ganar, tampoco la especie humana lo puede hacer. Hace varias décadas
sabemos esto, somos lentos para el conocimiento, pero lo compensamos, porque
somos mejores que las tecnologías de IA para pensar la complejidad.
Pensar la
complejidad no es una línea retórica, es un tema específico de una materia
específica. Las áreas dedicadas a pensar el nuevo espacio tecnológico son una
minoría, cuando no son parte de algunas especialidades, y en general ocupan un
lugar marginal, tanto más en la gestión que en los cursos. En resumen, se
desconoce más sobre los impactos y modificaciones que están sucediendo día por
día, y este desconocimiento es representado más por el asombro que por la
reflexión.
Del Aislamiento
Obligatorio pudimos rescatar algunas pocas lecciones, el tiempo que requiere la
eficacia descarta la posibilidad de pensar con más intensidad. De estas
lecciones se aprendió a valorar la presencialidad, y reconocer su importancia
en los procesos de aprendizaje y conocimiento. No solo el contacto real entre
personas es fundamental para este proceso, algo menos reconocido es la
valoración de la comunicación interpersonal entre quienes habitamos
cotidianamente un aula. Para quienes estamos en los cursos esto no era novedad,
es ampliamente explícito desde hace tiempo.
La cultura
educativa no entendía completamente cómo la presencialidad se imbricaba con el desarrollo
del conocimiento. En su versión de simplificar la complejidad de los procesos
se limitó a evaluar conexión, tareas y resultados, sin avizorar que lo que
estaba en juego era otra cosa, otro tiempo y que la pandemia escribió un nuevo
capítulo de una nueva línea de tiempo que aún es inteligible, se sospecha, pero
no se entiende mucho aún.
“Este mundo que
hemos vivido se acaba. Y habrá otro mundo que está gestándose y renaciendo”
Manuel Castells
Esta afirmación algo
catastrófica fue conjurada por este sociólogo español envestido como ministro
de Universidades, en el marco de las medidas preventivas que obligó la Pandemia.
A razón de una solicitud de la cámara de diputados del gobierno español daba
esta sentencia mientras explicaba las condiciones del cursado del ciclo
2020-2021.
Castells es
conocido no por tener este tipo de declaraciones. Tiene un voluminoso trabajo
sobre la sociedad de la información en el cual rastrea el desarrollo de las
nuevas tecnologías tomando como base a la información, materia prima del nuevo
sistema de producción. No descarta la producción de bienes, ilustra la manera
de cómo la vieja sociedad industrial y de consumo está modificándose con el
desarrollo de las nuevas tecnologías de información. La sentencia es un llamado
de atención para comenzar a comprender e involucrarse con el cambio real, desde
lo que conocemos en el campo científico. Dejar de lado la fascinación, la
admiración por lo mágico detrás de cada gadget publicitado por el mercado.
En los trabajos
de Castells, y de tantos otros científicos no solo extranjeros sino locales y
cercanos, realizan aportes y planteos para descifrar el tiempo actual. Ideas
necesarias de incorporar con cierta urgencia en el debate educativo de la
formación de las nuevas generaciones, y de la presente también. Loop. En
general la administración del sistema educativo está familiarizada en planteos
pedagógicos y administrativos formales; genera un proceso para que puedan
reflejarse con eficacia en los cursos. Los contenidos específicos llenan una
caja que el procedimiento reserva para tales materiales, las características de
estos contenidos no modifican el procedimiento general, están marginados de la
discusión sobre el proceso del conocimiento general. La administración
burocrática es impermeable a los contenidos nuevos, se conforma que estos llenen
la caja a la que están reservados. End message. Un ejemplo de lo poco favorable
a los cambios de la administración en el área de la DGE en la casa de Gobierno
de Mendoza. A finales de los ´90 podía leerse el título de primaria o
secundaria en las puertas de oficinas durante el periodo dónde los niveles
habían cambiado a EGB 1, 2 y 3, la gestión pública no modificó la arquitectura
de la administración para incorporar los lugares que debían tener un espacio
nuevo.
Quizás al lector/a le parezca suficiente diferenciar entre información y conocimiento, o le parezca poco importante reconocer que un dato científico tiene sentido en el marco de una discusión específica. Sin embargo, asociar información, comunicación, conocimiento, complejidad, transmisión (entre otros términos) sin tener en cuenta a qué refiere cada uno en el desarrollo de la sociedad del conocimiento, induce a creer que el cambio que estamos viviendo es meramente técnico, cuando en realidad es más profundo y requiere un compromiso serio de comprensión del mismo.
El tema es
complejo, y no se trata de innovar por innovar. De esta manera no superaríamos
la fascinación por cosas que poco comprendemos. En el prólogo de La era de la
información, uno de los trabajos más conocidos de Castells, cita varios
estudios que exploran las razones de porque China no produjo una revolución
industrial en el s. XIV o XV, cuando disponía de todos los elementos técnicos
para realizarlo. Como podemos imaginar no hay un acuerdo sobre este tema, pero
el profesor español profundiza en una muy presente en nuestros tiempos. Va la
cita sin otro comentario:
“De este modo,
lo que parece ser crucial es el papel del Estado y el cambio de orientación de
su política. ¿Por qué un Estado que había sido el mayor ingeniero hidráulico de
la historia y había establecido un sistema de extensión agrícola para mejorar la
productividad desde el periodo Han de repente se inhibió de la innovación
tecnológica e incluso prohibió la exploración geográfica, abandonando la
construcción de grandes barcos en 1430? La respuesta obvia es que no era el
mismo Estado, no sólo debido a que se trataba de dinastías diferentes, sino
porque la clase burocrática se había atrincherado en la administración tras un
periodo más largo de lo habitual de dominio incontestado.”
Andrés Collado (enero 2023)
https://www.losandes.com.ar/opinion/el-desafio-frente-a-las-inteligencias-artificiales/
https://www.losandes.com.ar/opinion/para-la-vieja-educacion-la-tecnologia-parece-magia/
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