Enrique Dussel, el giro cultural de Latinoamérica.
Comenzando noviembre de este año fallecía en la ciudad de México uno de los mendocinos más relevantes para el pensamiento, el nacido en La Paz, Enrique Dussel. Las mayorías de las referencias lo relacionan a una de sus múltiples líneas de trabajos, el de la Filosofía de la liberación, y sus vínculos con la corriente de la doctrina social de la iglesia y la Teología de la liberación. Nada errado, obviamente aprovechando el presente de tener un Papa nacido en estas tierras y referente de estas corrientes, recordaban el trabajo de Dussel en un estrecho camino de su “larga y ancha marcha” de ideas. Lo cierto que también este paceño, es referente de las corrientes hoy reconocidas como filosofía latinoamericana, el decolonialismo, las lecturas culturales semitas; incluidas las contenidas en el trabajo del mismo Carl Marx, y también un gran aporte al complejo mapa de la cultura occidental en un presente con muchas caras y no todas definidas con precisión desinteresada. Para cerrar esta injusta presentación, Dussel no solo fue un referente excepcional de la filosofía, sino también protagonista de los debates más profundos para lograr comprender las singularidades de nuestro continente en tensión con la más conocida noción de civilización occidental y cristiana.
La dimensión internacional de Dussel puede verificarse sin mucho esfuerzo. Googleando aún en Wikipedia, podemos ver el intenso
recorrido geográfico intelectual de Dussell, que lo lleva desde Mendoza a Europa
para recorrer los territorios del cercano oriente y de ahí comprender las
influencias de las migraciones desde el norte de África. Recientemente se había
dado a conocer las clases de Enrique por medio de las micronarraciones que
circula en las redes sociales, alertado por el título de un medio periodístico:
¿Quién es el filósofo argentino que es furor en YouTube y TikTok?
Quedarán ahí dando vueltas hasta que
el algoritmo de estas aplicaciones deje de ser referida a los hilos digitales
de la web.
De todo el volumen de trabajos que comprende la obra de Dussel, del cual quien escribe estas líneas sólo arañó algunas pocas ideas, parece que podrían ayudar a comprender un poco mejor los conflictos de reubicación geopolítica que en este momento se suceden en oriente medio, y en Europa meridional, al menos por ahora. Si bien en las noticias podemos enterarnos de las desgracias de los combates en una guerra latente y eruptiva desde hace décadas, pocas veces encontramos las referencias culturales que están involucradas. La hipótesis entonces sería esta: quizás comprendiendo el desarrollo cultural de nuestras sociedades podamos agregar un grado de conocimiento más y dimensionar la real barbarie (es decir la incomprensión sobre el otro que parece haberse ganado la desgracia de ser extinguido)
El intento entonces es doble, en primer lugar, el reconocimiento de un
mendocino de escala realmente mundial, y uno segundo dirigido a valorar el
pensamiento social dentro de nuestras comunidades para promover la comprensión
de aquellos que nos parecen diferentes, distintos. Tal vez orientar el pensamiento
en otra dirección que no sea el cálculo de las ganancias personales, y evitar
así, recrear un enemigo digno de ser “castigado” o “silenciado”, “muteado”,
“cancelado”.
En un pequeño texto titulado “El primer debate
filosófico de la modernidad” podemos ver resumidamente lo que explica en muchas
de sus obras más extensas. En el siglo XV donde la historia occidental sitúa el
Renacimiento y los primeros grandes logros del arte, la ciencia, la técnica y
pronto después el pensamiento, en realidad son un sub producto de un proceso
mayor del cual existe una ceguera. En principio la centralidad del mundo del
siglo XV estaba en manos del imperio otomano, el cual controlaba gran parte del
territorio europeo occidental. De Europa meridional al este, la expansión del
pueblo ruso llegó incluso al continente americano. En ese entonces el centro
comercial de este núcleo se encontraba en China e Indostán. Dice Dussel “La Europa latino-germánica era una cultura secundaria,
arrinconada en el lejano occidente.” Lo que nosotros conocemos como el génesis
de nuestra occidentalidad.
Con estos planteos Dussel provocó a la filosofía europea, de base helénica, sosteniendo que muchos de sus argumentos provenían de las culturas que circulaban por el norte de África. Pruebas de esta integración cultural las tenemos por doquier. Las matemáticas, nuestro sistema numérico es arábigo, incluso el estudio de la óptica que darán los principios básicos no solo de la perspectiva, que podemos ver en algunas obras de Da Vinci (La última cena, por ejemplo). También de la refracción de la luz como en el arte flamenco puesta en público en la reconocida obra del retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa, de Jan Van Eyck, son productos de un profundo conocimiento sobre los fenómenos de la luz y su refracción en los objetos pulidos o cristalinos, conocidos por el mundo árabe. En nuestra provincia el ex Banco Hipotecario, ubicado en lo que Arturo Roig llamaría La manzana de las Luces, actual sede de la secretaría de cultura, es una muestra del sincretismo entre el barroco español con la cultura otomana.
Desde
Mesopotamia y Egipto, hasta la India y China, cruzando el Pacífico se
encuentran las grandes culturas neolíticas americanas (una vertiente de la
"protohistoria" latinoamericana). El enfrentamiento entre pueblos
sedentarios agrícolas con el indoeuropeo de las estepas euro asiáticas (entre
ellos los griegos y romanos), y de estos con los semitas (procedentes del
desierto arábigo, en principio), me daban una clave de la historia del
"núcleo ético-mítico", que, pasando por el mundo bizantino y
musulmán, llegaban a la península ibérica romanizada (la otra vertiente de
nuestra "proto-historia latinoamericana").
Así Dussel deja planteada la idea de que la
llegada de los europeos a América en el siglo XV es un reencuentro, no un “descubrimiento”.
Estas tierras eran conocidas desde la más antigua data de las sociedades indoasiáticas
y por desconocimiento, falta de documentación, o reconocimiento de los relatos
de lugares fantásticos y nuevos, se mantuvieron aisladas por un largo periodo.
Mas luego aventureros seguramente informados por relatos populares o
mitológicos fueron impulsados a encontrar las Indias cruzando por el Atlántico.
En los albores del siglo XXI otro nombre ilustre pero más pragmático, George
Soros, en La crisis del capitalismo global, anticipaba tempranamente el
escenario contemporáneo de reconstitución de “nuevos nacionalismos”. Frente a
la realidad de una globalización centrada en la circulación de mercancías desde
las geografías más económicas a las más pudientes, orada las bases del
capitalismo industrial monopólico que habían cimentado las bases de sus
fortunas en los territorios nacionales. “Make America Great Again”, arengaba
Donald Trump en su campaña a la presidencia. Grito de reconstitución de aquel
pasado que ubicó a EEUU en el centro de la atención mundial. Fue una de las
expresiones de las múltiples que surgieron frente a la crisis que representa el
mercado a escala planetaria. El socialismo del siglo XXI, populismos variados
tanto de derecha como de izquierdas; integrismos religiosos independiente del
origen; con una solidez presente y desde los subsuelos históricos un Neo
hispanismo, monárquico y franquista; que acompaña la aparición de un
revisionismo histórico reivindicatorio de los procesos dictatoriales y
autoritarios en nuestro continente; constituyen el presente de las ideas
políticas planetarias.
Sin ninguna duda, la sociedad occidental y cristiana tal como fue argumentada
en el siglo XX se encuentra en crisis. Y no debería ser una oración solamente.
Esto implica que las instituciones que la sostuvieron están siendo cuestionadas
y ya no poseen la capacidad de agregación que tuvieron en su momento; la
familia, el estado, la iglesia; incluso la relación entre empleo y trabajo,
caen bajo estas críticas. Podemos decir que los pataleos políticos nuevos son
un intento restaurativo de esta idea que ya no es fértil, y dejó de dar frutos.
La Civilización Occidental y Cristiana, 1965. León Ferrari |
Parafraseando a Bartolomé, Dussel rescata una idea sobre la libertad y el
entendimiento: “Aceptar como verdadero lo que dice el otro significa un
acto práctico, de fe en el otro que me dice algo verdadero, y esto "porque
el entendimiento es el principio del acto humano que contiene la raíz, de la
libertad [...] Efectivamente, la razón toda de la libertad depende del modo de
ser del conocimiento, porque en tanto quiere la voluntad en cuanto el
entendimiento entiende"
Andrés Collado, noviembre 2023
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